Literatura y Política: una relación de amor y odio
Debo confesar que cuando comencé a escribir esta entrada de blog no estaba seguro sobre qué escribir y ni siquiera tenía un título para el mismo. Sin embargo, dado que hace poco terminé de releer uno de los libros de Mario Mendoza y recordando la controversia alrededor de los escritores y artistas invitados a la Feria del Libro de Madrid, decidí que ese debía ser el tema en esta ocasión y es la relación entre literatura, y en general las artes, y la política.
Si bien como lector prefiero internarme en géneros como la novela policiaca, de drama o suspenso, que ligeramente asemeja la realidad a través de sus locaciones o con referencias a poblaciones o comunidades específicas, nunca he sido muy fanático de la lectura de obras que tienen como tema la crítica política como tal.
No obstante, procuro ampliar mis horizontes con lecturas de periódicos y columnas de opinión y entender un poco más cómo y porqué pasan las cosas que hay a mi alrededor y fue en estas condiciones que abordé la controversia por la Feria del Libro celebrada en días pasados en Madrid, España y donde Colombia era el país invitado. La discusión giró en torno a la posición del Gobierno de no invitar a varios autores que han evidenciado su disenso frente al gobierno de turno por mantener, según las palabras del embajador de Colombia en España, la neutralidad en la línea de pensamiento de los escritores presentes y donde uno de ellos sería (entiendo finalmente no se presentó) el Presidente de la República, Iván Duque.
Más allá del tema político, está claro que la función escritor nunca va a estar supeditada a los vaivenes políticos de turno ni tampoco su postura política definirá su grandeza o éxito entre sus lectores. El hecho que una postura política alejara a grandes exponentes de la literatura colombiana como Piedad Bonnett, Héctor Abad Faciolince, Fernando Vallejo, entre otros a una convocatoria que precisamente buscaba exaltar el talento nacional en el arte de las letras impide a muchas personas (jóvenes, adultos y personas mayores) estar en contacto con sus autores de predilección y disfrutar un momento de conversación o tertulia con exponentes que ven un mundo distinto sobre todo por sus experiencias al otro lado del mundo.
Queda claro que la tarea de los autores nunca va a ser hacer eco de las expresiones políticas de turno sino, por el contrario, ellos cuentan con una posición privilegiada donde a través de sus letras pueden ser críticos y plasmar, bien sea a modo de crítica o como un facsímil de la realidad en un escenario imaginario, su disenso frente a la situación de su ciudad, país, región o incluso del mundo; hay que recordar que no estuvieron muy alejados autores como George Orwell, Mario Mendoza o Stephen King planteando escenarios donde alguien conoce todos nuestros movimientos (hiper conectividad), un virus mortal nos encerraría a nivel mundial o habría concursos que son vistos a nivel global donde la gente se expone por una retribución económica y salir de su precariedad.
No hay manera de separar la literatura y las artes de la política. Así sea tangencialmente siempre habrá un contacto incomodo entre una y la otra que las debe hacer coexistir de manera relativamente pacífica. Lo que no es aceptable es que la segunda se escude en sí misma para censurar a la primera.
Escrito por Camilo Muñoz
Lector & Miembro Comunidad Bookennials
IG: @munozcamilo1936.
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